Acerca de la Renta Inesperada

La actividad empresarial está rodeada de incertidumbre. El empresario arriesga su propio dinero o el de inversores, su tiempo, sus esfuerzos y deja de lado otras oportunidades para enfocarse en un negocio, con la expectativa de que resulte exitoso. Pero puede fallar, y esa es una de las características propias de su actividad. Todos son bravucones con el dinero ajeno. Pero cuando tienen que arriesgar el propio en una actividad que es naturalmente riesgosa, no todos se animan. De allí el famoso dicho anglosajón: "put your money were your mouth is".

El empresario hace todos los cálculos racionales que puede, sabiendo que existen muchas variables que escapan a su posibilidad de evaluación o predicción. Ello no sólo puede significar que su negocio sea ruinoso. También puede ocurrir que sea más exitoso aun de lo calculado. Ese aleatoriedad que rodea su actividad, es propia de la empresarialidad.

Una de las circunstancias que mueven a mucha gente a encarar un negocio, arriesgando su dinero, su tiempo y su futuro, es la posibilidad de que no sólo sea exitoso, sino la fantasía de que pueda ser más exitoso aun de lo calculado. Esa expectativa muchas veces compensa asumir los riesgos de perderlo todo.

Esta circunstancia es propia de la actividad empresarial. Un gran desarrollo de la teoría económica formulado por autores como Israel Kirzner, fue el de descartar ese rol estático del empresario en la economía neoclásica, para atribuirle un rol dinámico y sometido a riesgos y expectativas.

Y una de las enseñanzas del proceso económico, vinculada al rol del empresario, es que no existe una "expectativa racional" de ganancia, o en todo caso, sólo puede calcularse un resultado esperado si todas las cosas resultan como previsiblemente se calcula que deberían resultar.

Hoy el gobierno argentino quiere eliminar uno de los pilares fundamentales de esa actividad empresarial, que es la posibilidad de obtener los beneficios, aun superiores a los esperados, de la actividad riesgosa que encaró. Se le exigirá que soporte las pérdidas, pero desde ahora se lo castigará por las ganancias que vayan más allá de lo que algún burócrata determine que son "ganancias o rentas esperadas".

Hablar de una "renta inesperada" es desconocer cómo funciona la economía. Y desalentamos toda nueva oportunidad de invertir ahogando al empresario.

Por Carlos Vital, miembro fundador del IAP.