VIVIMOS EN UNA ECONOMIA QUE CADA VEZ TRANSFIERE MÁS INGRESOS DEL SECTOR PRODUCTIVO AL ÁMBITO ESTATAL.

 

Un antiguo relato nos dice que el único que puede ayudar es el Estado, en realidad lo que

logra es anular la capacidad del ciudadano de valerse por sí mismo, generando una

anacrónica dependencia del Estado.

El exceso de regulaciones y controles que sufrimos las PyMEs no mejora la distribución de

la riqueza sino que afecta la generación de riqueza. Vivimos un profundo proceso de

transferencia de riqueza del sector privado al burocrático, o sea desde quienes

producimos hacia los funcionarios burócratas de turno que obviamente nada producen, o

mejor dicho producen y controlan las normas, en muchos casos absurdas, que la dificultan

y creada por ellos mismos.

Los que estos burócratas dicen desde sus cómodos sillones y frescos despachos, de los

empresarios Pymes, no de los dueños y CEOs de las grandes empresas con quienes

acuerdan situaciones, es muy distinta a la realidad.

Dicen por ejemplo que el PyME especula, en realidad trata de sobrevivir produciendo

frente a una inflación del 100% y la falta de insumos importados.

Dicen que aumenta injustificadamente los precios, como no aumentarlos si tiene una

producción básicamente basada en el empleo intensivo de mano de obra y el mismo

Estado homologa aumento de precios superiores a la inflación.

Dicen que evade vendiendo en negro, como subsistir sin evadir con sistema tributario

regresivo en el que paga impuestos hasta el que pierde, entre muchas otras cosas que

dicen a fin de justificar sus funcione.

Desde mi humilde lugar de microempresario y contador público, se me ocurre proponer lo

que desde hace tiempo digo, premiar al que se esfuerza y da trabajo con impuestos

decrecientes, si gana 100 pesos paga 35 pesos al fisco, pero si gana 200 pesos paga 55

pesos, el fisco recauda más e impulsa al empresario a producir más. Esto acompañado de

una simplificación de nuestro antiguo, superemparchado e injusto sistema tributario.

Resulta hoy absurdo que la mayor virtud de un ministro de economía sea el de evitar una

catástrofe aún peor, cuando la situación actual sigue siendo tan mala para las PyMEs

como él día que asumío.

Claudio Zambito

Socio Fundador del IAP, contador público y micro empresario.