Con números de inflación que se mantienen arriba del 50% interanual, aparece la propuesta de eliminar el peso y adoptar la moneda estadounidense. Una análisis detalla las ventajas y desventajas de implementar ese enfoque a nivel local.
En momentos de alta inflación y volatilidad, aparecen voces
que piden la dolarización de la economía argentina. Argumentan que reduce la
escalada de precios drásticamente y que hunde las expectativas de devaluación.
Sin embargo, llevar adelante un plan de ese tipo requiere
que haya ciertas condiciones previas y no está exento de peligros. Por el
contrario, aún sin inflación, puede terminar por agudizar los fenómenos
recesivos que ya está experimentando la economía argentina.
Reyes explica que, según la teoría de Área Monetaria Óptima
postulada por el Nobel de Economía Robert Mundell, hay tres condiciones que dos
países deberían cumplir para hacer una óptima integración de monedas. Sin
embargo, eso no sucede entre Argentina y Estados Unidos.
Tener ciclos económicos relacionados: Reyes señaló que en
los últimos 40 años, la tasa de crecimiento económico de Estados Unidos explica
solamente el 10% del crecimiento en Argentina.
Cuando no hay correlación entre los ciclos, ambas economías
deberían tener mercados laborales integrados, de modo que los trabajadores
pudieran irse del país en recesión a trabajar al mercado en expansión. Este
criterio tampoco se cumple.
Existencia de un sistema de transferencias entre las
economías. Aquella que está pasando una recesión deberían ser compensadas con
fondos de los estados que atraviesan por periodos económicos expansivos. Esto
significaría que Estados Unidos financie a la Argentina, algo que el análisis
de Reyes descarta, al menos en el corto plazo.
Dolarizar la economía: qué beneficios encuentran los
defensores
Entre los principales beneficios que señala Reyes en una
dolarización de la economía es que, al eliminar el peso, desaparecen
instantáneamente tanto la inflación (que converge a niveles de los Estados
Unidos) como las tasas de interés en moneda local, que ya no incluyen las
expectativas de devaluación.
En cambio, detalló que no son tan claros los beneficios en
la tasa de interés de los bonos soberanos, ya que estas dependen de la
solvencia del sector público a mediano término y las fuentes de financiamiento
en el corto plazo.
“Si bien la solvencia del gobierno puede mejorar debido a la
reducción de las tasas de interés (desaparece el riesgo de devaluación), al
eliminarse una importante fuente de financiamiento para el gobierno (emisión de
pesos), las expectativas de pago de dichos bonos también pueden deteriorarse”,
indicó Reyes.
Cuál es el costo de dolarizar la economía
Según el economista, el principal obstáculo para la
dolarización aparece al momento de la implementación y es la necesidad de
contar suficientes dólares propios para rescatar toda la deuda del Banco
Central (BCRA) de forma de poder “limpiar” su balance.
Y explicó que, dadas las pocas reservas propias que hoy
tiene el organismo, una dolarización significaría una devaluación muy fuerte
que permita canjear los pocos dólares propios por todos los pesos circulantes y
la deuda en moneda local.
“En una economía con un nivel de pobreza cercana al 40%, una
licuación de estos pasivos del BCRA (activos para el sector privado) implica
claramente una enorme restricción para implementar la dolarización en el corto
plazo”, afirmó.
Qué problemas traería dolarizar la economía argentina
Más allá del costo inicial, Reyes añadió otros problemas que
enfrentaría una dolarización en el mediano plazo:
El BCRA pierde los ingresos genuinos que obtiene cuando
crece la demanda de dinero porque esos recursos irán a la Reserva Federal de
Estados Unidos.
El BCRA no podrá ejercer su rol de prestamista de última
instancia ante restricciones de liquidez sistémica en el sistema financiero. Se
puede suplir mediante créditos, pero es una estrategia que ya resultó
insuficiente en la crisis de 2001, cuando las facultades de la autoridad
monetaria estaban limitadas por la convertibilidad.
La economía ya no podrá amortiguar los shocks externos
negativos a través de un rápido ajuste en el tipo de cambio real porque ya no
habría moneda doméstica. Ese ajuste se realiza más lentamente ya que debe
producirse necesariamente a través de una deflación de la economía con
consecuencias bastante más negativas para el nivel de empleo.
Ante la escasez de dólares, la economía puede en un proceso
deflacionario que potencie las dinámicas recesivas y de endeudamiento. “Los
costos de este tipo de procesos pueden ser tan altos o similares a los
problemas inflacionarios”, sostuvo Reyes, y concluyó que la dolarización de la
economía argentina es una propuesta de muy difícil implementación.
Fuente: Informe de la Fundación Mediterranea -
Autor LE Gustavo Reyes.
En base a un artículo de TN Economía.
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